Este es un mirarse durante una temporada. No siempre hay la necesidad de fotografiarse, pero de vez en cuando si; es como afirmar un contrato con uno mismo, es como abrir los ojos y descubrir el lugar donde se está realmente. Un viaje paralelo a lo real y que hace que aquello tenga sentido. Es casi descubrirse, decir que eso soy, pero la certeza dura poco.
La identidad es una frágil e inestable construcción. Es migrante y muta junto a los contextos y las las ficciones de lo real. No pertenece al presente.